El Papa y el arzobispo rezaron juntos el fin de semana pasado, un acontecimiento raro en la Abadía de Westminster, pero destinado a mostrar la cercanía fundamental de católicos y anglicanos, cuyas iglesias se encuentran separadas por pocos grados y cada una ha sido golpeada por el secularismo y la división. La señal que se envió fue que, algún día, una unión más formal podría fortalecerlas. Pero más allá de las sonrisas, las oraciones y el foco concientemente puesto en las cosas que los dos líderes espirituales comparten, la visita de cuatro días de Benedicto XVI a Gran Bretaña fue más que un momento de reconciliación y puso de manifiesto que ambas iglesias, separadas durante la Reforma por temas de autoridad papal, sí están más divididas que nunca.
Todos fueron corteses, incluido el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, quien no permitió que la disidencia de mostrara públicamente. Aún así, no pasó inadvertido que Benedicto rompió sus propias normas y presidió personalmente, el 19 de septiembre, la misa de beatificación del cardenal John Henry Newman, un pensador y escritor del siglo XIX que abandonó la Iglesia de Inglaterra para convertirse al catolicismo. Había dicho antes, en su papado, que celebraría la misa sólo para una canonización, el último paso hacia la santidad. La beatificación se produjo un año después de que el Vaticano irritó a muchos anglicanos, y no menos al arzobispo Williams, cuando anunció que facilitaría la conversión de grupos de anglicanos tradicionalistas.
Esto puso de relieve las diferencias y las acusaciones de que la Iglesia Católica aspiraba a atraer a quienes están incómodos en una iglesia que ordena sacerdotes a mujeres y a homosexuales, algo que el Vaticano no permite, y además ha dicho que creó el nuevo rito que permitiría a los anglicanos preservar algunas liturgias y tradiciones, incluyendo clérigos casados, tras unirse al catolicismo, en respuesta a reiteradas peticiones de algunos grupos tradicionalistas anglicanos.
Intercambio de mensajes
Benedicto hizo un inusual reconocimiento de las tensiones al decirle a Williams que no había venido a visitar la sede de la Iglesia de Inglaterra (siendo el primer Papa que lo hace) “para hablar de las dificultades que la vía ecuménica ha encontrado y sigue encontrando”. El 17 de septiembre, en el servicio religioso en Westminster, Benedicto sonrió cuando Williams dijo que “los cristianos tienen visiones muy diversas sobre la naturaleza de la vocación que pertenece a la sede de Roma”. El Papa volvió a agitar las aguas dos días después, diciéndoles a los obispos católicos de Inglaterra, Gales y Escocia que debieran considerar la oferta de conversión como “un gesto profético que puede contribuir positivamente al desarrollo de las relaciones entre anglicanos y católicos”. Agregó que “nos ayuda poner nuestras miradas en el objetivo final de toda actividad ecuménica: la restauración de la plena comunión eclesial”.
Sin embargo, la realidad podría no estar del lado del Papa. Tanto anglicanos como católicos dicen que el diálogo hacia una plena comunión (ambas iglesias trabajan para reparar las grietas de la Reforma) se ha hecho casi imposible desde que la Iglesia de Inglaterra abrió el camino a las mujeres obispos. Ordenó primero a sacerdotisas en 1994. “La plena comunión fue y sigue siendo el objetivo”, dijo Christopher Hill, obispo anglicano de Guildford, que ha participado en el diálogo. “Cuán distante está el objetivo es otro tema”. La plena comunión significaría que los miembros de los cleros anglicano y católico podrían administrar los sacramentos (como la eucaristía, el matrimonio y el bautismo) en las iglesias de los otros sin ser reordenados, y los feligreses podrían recibirlos en cada iglesia sin convertirse formalmente.
Para los años que vienen, la Iglesia de Inglaterra se dispone a ordenar obispos mujeres, iniciativa que según se espera dividirá aún más a la comunidad anglicana y enfrentará a las más liberales de Inglaterra con las más tradicionales de África. Se supone que una vez que las mujeres se conviertan en obispos, los anglicanos más tradicionalistas se irán, pese a que queda por verse si se unirán a los católicos, donde hace poco se dictaminó que ordenar mujeres como sacerdotes es un crimen contra la fe, que se castiga con la excomunión.
Ofertas
Hasta ahora, funcionarios anglicanos y católicos dicen que han sido pocos los interesados en la oferta de conversión del Vaticano, que parece haber generado más tensiones que conversos. Entre quienes la han aceptado están la Comunión Anglicana Tradicional de Australia y la Iglesia Anglicana de América, grupos tradicionalistas que han roto con el anglicanismo o nunca han formado parte de éste, lo que significa que adhieren a las tradiciones sin tener una relación formal con la Sede de Canterbury. A algunos tradicionalistas les atrae el modelo vertical de la Iglesia Católica.
“El problema con la Iglesia Anglicana es que ha adoptado un modelo parlamentario que presupone cambios y supone que todos pueden tener voz”, dijo el reverendo John Broadhurst, un anglicano tradicionalista. “Pienso que se ha convertido en una especie de democracia fascista”. Dijo que no confirmaría ni negaría las informaciones de que él y otros tres obispos han estado en conversaciones con el Vaticano para convertirse.
El reverendo Geoffrey Kirk, de la iglesia londinense de Saint Stephen dijo que él y su parroquia esperaban pasar a la Iglesia Católica por razones “relacionadas con la ordenación de mujeres al sacerdocio y al episcopado”, y también debido a “una sensación de que la Iglesia de Inglaterra se está moviendo en una dirección de teología liberal en toda clase de áreas, lo que pensamos que no es fiel básicamente al Evangelio”. Agregó que “estamos esperando con ansias los detalles del anuncio y esperamos aprovechar la generosidad del Papa”.
Persisten muchas preguntas sobre el nuevo rito y no es menor aquella respecto de qué pasa con los miembros de parroquias anglicanas que no quieren unirse a Roma, y del rol de los laicos en la nueva estructura. Debido a las preguntas abiertas, “incluso aquellos que lo están tomando seriamente también se están tomando su tiempo”, señaló el obispo Hill.
El padre Kirk dijo que la oferta del Vaticano se conversaciones aceleradas había revelado el “sentimiento anti-católico latente” entre algunos anglicanos distinguidos. “Somos un país de ateos protestantes”, agregó. “La mayoría de las personas no toman muy en serio la religión. Lo único que toman seriamente es lo horrible que es la iglesia católica”.
Fuente: The New York Times / Tensions Linger Between Pope and Anglicans
Autor: Rachel Donadio, escritora y editor del New York Times Book Review. Tambien ha escrito sobre cultura y política como un reportera en el New York Observer, The New York Sun, International Herald Tribune, Italian Daily, The New York Times Magazine, Lingua Franca, ArtNews y Nextbook. Graduada -con honores- en Humanidades, en 1996, en la Universidad de Yale
Fotografía: The archbishop of Canterbury, the Most Rev. Rowan Williams, left, with Pope Benedict XVI in Westminster Abbey on Friday / nytimes.com
Traducción: LaNacion.cl
Todos fueron corteses, incluido el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, quien no permitió que la disidencia de mostrara públicamente. Aún así, no pasó inadvertido que Benedicto rompió sus propias normas y presidió personalmente, el 19 de septiembre, la misa de beatificación del cardenal John Henry Newman, un pensador y escritor del siglo XIX que abandonó la Iglesia de Inglaterra para convertirse al catolicismo. Había dicho antes, en su papado, que celebraría la misa sólo para una canonización, el último paso hacia la santidad. La beatificación se produjo un año después de que el Vaticano irritó a muchos anglicanos, y no menos al arzobispo Williams, cuando anunció que facilitaría la conversión de grupos de anglicanos tradicionalistas.
Esto puso de relieve las diferencias y las acusaciones de que la Iglesia Católica aspiraba a atraer a quienes están incómodos en una iglesia que ordena sacerdotes a mujeres y a homosexuales, algo que el Vaticano no permite, y además ha dicho que creó el nuevo rito que permitiría a los anglicanos preservar algunas liturgias y tradiciones, incluyendo clérigos casados, tras unirse al catolicismo, en respuesta a reiteradas peticiones de algunos grupos tradicionalistas anglicanos.
Intercambio de mensajes
Benedicto hizo un inusual reconocimiento de las tensiones al decirle a Williams que no había venido a visitar la sede de la Iglesia de Inglaterra (siendo el primer Papa que lo hace) “para hablar de las dificultades que la vía ecuménica ha encontrado y sigue encontrando”. El 17 de septiembre, en el servicio religioso en Westminster, Benedicto sonrió cuando Williams dijo que “los cristianos tienen visiones muy diversas sobre la naturaleza de la vocación que pertenece a la sede de Roma”. El Papa volvió a agitar las aguas dos días después, diciéndoles a los obispos católicos de Inglaterra, Gales y Escocia que debieran considerar la oferta de conversión como “un gesto profético que puede contribuir positivamente al desarrollo de las relaciones entre anglicanos y católicos”. Agregó que “nos ayuda poner nuestras miradas en el objetivo final de toda actividad ecuménica: la restauración de la plena comunión eclesial”.
Sin embargo, la realidad podría no estar del lado del Papa. Tanto anglicanos como católicos dicen que el diálogo hacia una plena comunión (ambas iglesias trabajan para reparar las grietas de la Reforma) se ha hecho casi imposible desde que la Iglesia de Inglaterra abrió el camino a las mujeres obispos. Ordenó primero a sacerdotisas en 1994. “La plena comunión fue y sigue siendo el objetivo”, dijo Christopher Hill, obispo anglicano de Guildford, que ha participado en el diálogo. “Cuán distante está el objetivo es otro tema”. La plena comunión significaría que los miembros de los cleros anglicano y católico podrían administrar los sacramentos (como la eucaristía, el matrimonio y el bautismo) en las iglesias de los otros sin ser reordenados, y los feligreses podrían recibirlos en cada iglesia sin convertirse formalmente.
Para los años que vienen, la Iglesia de Inglaterra se dispone a ordenar obispos mujeres, iniciativa que según se espera dividirá aún más a la comunidad anglicana y enfrentará a las más liberales de Inglaterra con las más tradicionales de África. Se supone que una vez que las mujeres se conviertan en obispos, los anglicanos más tradicionalistas se irán, pese a que queda por verse si se unirán a los católicos, donde hace poco se dictaminó que ordenar mujeres como sacerdotes es un crimen contra la fe, que se castiga con la excomunión.
Ofertas
Hasta ahora, funcionarios anglicanos y católicos dicen que han sido pocos los interesados en la oferta de conversión del Vaticano, que parece haber generado más tensiones que conversos. Entre quienes la han aceptado están la Comunión Anglicana Tradicional de Australia y la Iglesia Anglicana de América, grupos tradicionalistas que han roto con el anglicanismo o nunca han formado parte de éste, lo que significa que adhieren a las tradiciones sin tener una relación formal con la Sede de Canterbury. A algunos tradicionalistas les atrae el modelo vertical de la Iglesia Católica.
“El problema con la Iglesia Anglicana es que ha adoptado un modelo parlamentario que presupone cambios y supone que todos pueden tener voz”, dijo el reverendo John Broadhurst, un anglicano tradicionalista. “Pienso que se ha convertido en una especie de democracia fascista”. Dijo que no confirmaría ni negaría las informaciones de que él y otros tres obispos han estado en conversaciones con el Vaticano para convertirse.
El reverendo Geoffrey Kirk, de la iglesia londinense de Saint Stephen dijo que él y su parroquia esperaban pasar a la Iglesia Católica por razones “relacionadas con la ordenación de mujeres al sacerdocio y al episcopado”, y también debido a “una sensación de que la Iglesia de Inglaterra se está moviendo en una dirección de teología liberal en toda clase de áreas, lo que pensamos que no es fiel básicamente al Evangelio”. Agregó que “estamos esperando con ansias los detalles del anuncio y esperamos aprovechar la generosidad del Papa”.
Persisten muchas preguntas sobre el nuevo rito y no es menor aquella respecto de qué pasa con los miembros de parroquias anglicanas que no quieren unirse a Roma, y del rol de los laicos en la nueva estructura. Debido a las preguntas abiertas, “incluso aquellos que lo están tomando seriamente también se están tomando su tiempo”, señaló el obispo Hill.
El padre Kirk dijo que la oferta del Vaticano se conversaciones aceleradas había revelado el “sentimiento anti-católico latente” entre algunos anglicanos distinguidos. “Somos un país de ateos protestantes”, agregó. “La mayoría de las personas no toman muy en serio la religión. Lo único que toman seriamente es lo horrible que es la iglesia católica”.
Fuente: The New York Times / Tensions Linger Between Pope and Anglicans
Autor: Rachel Donadio, escritora y editor del New York Times Book Review. Tambien ha escrito sobre cultura y política como un reportera en el New York Observer, The New York Sun, International Herald Tribune, Italian Daily, The New York Times Magazine, Lingua Franca, ArtNews y Nextbook. Graduada -con honores- en Humanidades, en 1996, en la Universidad de Yale
Fotografía: The archbishop of Canterbury, the Most Rev. Rowan Williams, left, with Pope Benedict XVI in Westminster Abbey on Friday / nytimes.com
Traducción: LaNacion.cl
1. ¿QUE CONSIGUIÓ LA VISITA DEL PAPA?
ResponderEliminarPor Robert Pigott / BBC, Corresponsal asuntos religiosos
Por supuesto, los papas no llegan a un país sin saber lo que van a encontrarse. Ni tampoco sin un objetivo de lo que quieren lograr. Entonces ¿para que sirvió la visita del Papa Benedicto XVI a Reino Unido?
Los líderes católicos en Escocia, Inglaterra y Gales, han mantenido largas conversaciones con el Vaticano y, sin duda, contribuido a los discursos del Papa.
Esta es la razón por la que Benedicto XVI comenzó a hablar de los abusos sexuales a menores en el avión que lo trasladaba a Londres, un reconocimiento temprano de los fallos de la Iglesia Católica en actuar rápidamente para prevenirlos.
Sin embargo el Papa no hizo ninguna referencia al mayor de los obstáculos en la recuperación de las víctimas de abuso: el sistemático ocultamiento de estos actos por parte de la Iglesia.
Cuando, en una carta enviada a la Iglesia irlandesa el pasado mes de marzo, se refirió a que la reputación de la Iglesia se estaba protegiendo a expensas del bienestar de los niños, el Papa parecía estar culpando a los obispos locales.
Por eso, cuando en la catedral de Westminster utilizó la frase "todos nosotros" como reconocimiento de la vergüenza y la humillación que han generado los abusos, se interpretó como un reconocimiento de una responsabilidad corporativa por parte de una Iglesia Católica a nivel mundial, un paso más cerca de lo que los grupos de supervivientes de estos abusos habían solicitado.
También se refirió al abuso sexual como un delito, un reconocimiento de que la Iglesia no puede continuar denominándolo "pecado" e, implícitamente, que no puede tratarlo como un asunto a resolver mediante disciplina interna.
Horas después el Papa se reunió con cinco personas que habían sufrido abusos por parte de curas en lo que su vocero, Federico Lombardi, describió como una reunión "muy emocionante".
Este tipo de reuniones han funcionado bien a la hora de bajar la tensión en el pasado, como ocurrió en Malta a comienzos de año.
Pero... ¿es suficiente?
Acciones más que palabras
Las organizaciones de los supervivientes de los abusos dicen que las acciones hablarán más alto que las palabras: quieren que los archivos de los curas abusadores sean entregados a la policía.
Se cree que el Papa dijo a cinco personas - tres en Yorkshire, al norte del país, una en Escocia y a otra en Londres- que la Iglesia, entre otras cosas, está preparada para colaborar con las autoridades civiles a llevar a los curas pederastas a juicio.
Pero los nuevos procedimientos publicados este verano quedaron muy lejos del proceso automático de poner en conocimiento de las autoridades lo que ocurre que existe en el sistema utilizado por la Iglesia en Inglaterra y Gales.
Mucho de lo que suceda en el futuro dependerá de lo que las cinco personas que hablaron con el Papa le hayan dicho.
Los grupos de supervivientes de los abusos piden, de forma razonable, que se les explique cómo fueron seleccionadas estas cinco personas por las diócesis católicas que los propusieron.
Pero el Papa se está dirigiendo no sólo a ellos, sino al público en general, y, de momento, la estrategia parece estar funcionando.
La amplia cobertura mediática afirma que el Papa es una persona de estatura internacional ¿que otra figura captaría sino tanta atención nacional?
continúa...
2. ¿QUE CONSIGUIÓ LA VISITA DEL PAPA?
ResponderEliminarPor Robert Pigott / BBC, Corresponsal asuntos religiosos
...Valores básicos
La visita le dio también la oportunidad de aparecer como un papa pastoral y no únicamente como un seco y autoritario profesor.
Y visitar lugares como St Peter's, un hogar de personas mayores, es un buen ejemplo de cómo trata de hacer llegar su mensaje a una sociedad secular.
En su discurso afirmó que cada persona tiene valor, y su propia dignidad, incluso si son viejos y discapacitados.
Sus mensajes tratan de defender la idea de que no necesitas ir a la iglesia o registrarte en el dogma católico para ver el valor de una voz que defiende los valores básicos de una sociedad.
De la misma forma que le preguntó a un niño en un colegio del sur de Londres ¿qué tipo de persona quieres ser?, está preguntando a los británicos más ampliamente ¿qué tipo de sociedad queréis tener?
La respuesta que él ofrece es que incluso una sociedad secular necesita estar en contacto con el código moral, básico e inmutable ofrecido por la religión.
El Papa Benedicto XVI mantiene que este código está conformado por una ley natural, por los fundamentos de la naturaleza humana, que lo hace universal y atemporal.
Pero hubo otro elemento en su visita que permitió al Papa hacer algo incluso más importante.
Benedicto XVI, de 83 años, bromeó acerca de las penurias de la edad y salió a saludar a los espectadores cara a cara.
Las imágenes puede que se vuelvan más valiosas que ninguno de sus discursos, a la hora de cortejar y vencer a un público escéptico en la causa de Benedicto, y contrario a él personalmente.
http://www.bbc.co.uk/mundo/internacional/2010/09/100920_papa_reino_unido_visita_conclusiones_pl.shtml
2- Londres vive la mayor protesta organizada durante una visita de Benedicto XVI
ResponderEliminarLos eslóganes que se leen en las pancartas son de variable inspiración, entre lo irónico y lo más hiriente: "La homofobia papal cuesta vidas"; "los valores ateos son tan buenos como los tuyos"; "las mentiras del Papa persiguen a los homosexuales";"la religión es estúpida, un asunto de crímenes y prohibiciones"; "Delitos, no pecados"; El Papa es el jefe de la mayor banda de pedófilos", "Papa dimisión"; "No queremos pagar impuestos por prédicas venenosas".
La marcha ha reunido a militantes por los derechos de los homosexuales, ciudadanos agnósticos y ateos, laicos radicales y algunas víctimas de abusos. El señor Edmonds, de 60 años, director de cine, va disfrazado de Papa de la cabeza a los pies. Cuenta que ha venido desde Gloucestershire para participar en la marcha. Lleva en la mano un gran crucifijo con un cordón y cuando le piden una foto lo coloca imitando el gesto del tirachinas.
Edmonds cuenta que en los años sesenta, cuando era un niño y estaba en el colegio, sufrió abusos a manos de un cura anglicano y que hace unos años hizo una película para la BBC contando su historia. Cree que el Vaticano "ha usado las leyes canónicas para proteger a los canónicos. Si de verdad Benedicto XVI ha cambiado algo, debería abrir los archivos de los curas abusadores para que todo el mundo conozca los nombres de los culpables".
La marcha se ha dirigido por la calle Picadilly hasta desembocar en Downing Street, la residencia del primer ministro (David Cameron ha encontrado al Papa esta mañana). Muchos ciudadanos protestaban contra el Vaticano tanto como contra el Gobierno que decidió invitar al Papa y financiar la visita de Estado, aunque la cursó la Reina en nombre del Ejecutivo de Gordon Brown.
Laura Avery, profesora de moda en la universidad, está contenta rodeada de jóvenes que saltan cantan y protestan. Todavía no sabe que la de hoy será una manifestación histórica: "El corazón ateo me pide abolir las religiones que tanto sufrimiento y muerte han provocado", dice; "mi tolerancia me obliga a tolerarlas todas. Lo único que pido es que mi país no las financie. No con mis impuestos".
http://www.elpais.com/articulo/internacional/Londres/vive/mayor/protesta/organizada/durante/visita/Benedicto/XVI/elpepuint/20100918elpepuint_7/Tes